La derecha alicaĆda
- Gabriel ZaldĆvar
- 7 ago 2024
- 3 Min. de lectura
La derecha, desde el centro derecha hasta la ultra derecha, con todos los matices intermedios, vive tiempos difĆciles en el mundo occidental. Luego de una entronización y unicidad mayor a las tres dĆ©cadas ahora son repudiados por la mayor parte de la población en buena parte del hemisferio. Para las izquierdas, tambiĆ©n variopintas, es buen momento de consolidar su razón de ser si quieren convertirse en hegemónicas. Los aƱos venideros serĆ”n una batalla relevante, ni por asomo comparable con la Guerra FrĆa dada una izquierda moderna que debió aprender del pasado y una derecha violenta que no sabe perder.
El planteamiento inicial demanda extensiones enormes para su discusión, imposible en el espacio disponible. Exploremos algunas ideas para no despertar un susto entre las y los afines a las derechas ni alentar sueños de facilidad imposible entre quienes se identifican con las izquierdas.

El fin de la historia (Fukuyama, 1992) fue el decreto del triunfo de la democracia liberal luego de la caĆda de todo otro sistema polĆtico de aquellos tiempos. El periodo conocido como neoliberalismo, un complejo entramado ideológico, social y económico (Brown, 2016) inoculado hasta el razonamiento mĆ”s profundo de las personas en la sociedad occidental fue la herramienta para consolidar aquella idea hoy en absoluto descrĆ©dito: la democracia liberal como triunfante solucionadora de los problemas del mundo.
El rechazo masivo a este modelo hegemónico nunca desapareció, simplemente fue invisibilizado. Sobran los registros fĆlmicos, ensayĆsticos, periodĆsticos y de toda Ćndole que muestran que sucederĆa lo que hoy vivimos. El resultado final es la destrucción masiva del modelo neoliberal y el abierto rechazo a las derechas. El muestrario es amplio. Registremos momentos recientes.
Francia unió a las izquierdas y al centro del espectro polĆtico para arrinconar a la ultraderecha. Ahora buscan hacerse del gobierno de Macron para recular en polĆticas neoliberales. Inglaterra apostó por los laboristas. El pueblo inglĆ©s votó por quienes proponen una democracia social progresista que acabarĆ”, segĆŗn creen los votantes, con las polĆticas (neoliberales) del partido conservador. Estados Unidos de AmĆ©rica se debate entre la ultraderecha de Trump y el centro derecha de Kamala. La moneda estĆ” en el aire.
América Latina golpea a las derechas: México, Venezuela, Brasil, Guatemala, Honduras y Colombia los ejemplos mÔs visibles. Una derecha violenta resiste la embestida: Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Paraguay, por mencionar algunos. Chile estÔ en el limbo.
El enemigo invencible para esa derecha es, ademĆ”s de la soberanĆa popular, una pareja a conveniencia: Rusia y China. La lenta caĆda de la potencia estadounidense, el alargamiento de su edad obscura (Berman, 2008) no hace sino dar tiempo al fortalecimiento y la penetración internacional del dĆŗo dinĆ”mico ruso-chino. Su crecimiento en AmĆ©rica Latina, penetración bajo tierra en Europa Occidental y alianzas con asiĆ”ticos y africanos nos indican que falta poco tiempo para que se revele la nueva hegemonĆa⦠y estĆ” muy lejana al pensamiento de las derechas.
La complejidad es mayor. Nada indicarĆa que las derechas estĆ”n dispuestas a perder la partida, ni tendrĆan porque hacerlo. El problema es el grado de violencia que las caracteriza al momento de anhelar el poder y encontrar la manera de retenerlo o recuperarlo: Nazismo, golpes de estado, fascismo, democracia cristiana, liberalismo económico, populismo de derecha, imperialismo, entre mĆ”s.
Excelentes y delicados tiempos para quienes gustamos de vivir en un mundo que se mueve.









