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Ellos están en crisis

  • Foto del escritor: Gabriel Zaldívar
    Gabriel Zaldívar
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura

Los varones están aprendiendo nuevas maneras de entender lo que significa ser hombre, sin necesidad de jerarquizar los roles ni de establecer relaciones opresivas basadas en la subordinación. Unas masculinidades nuevas, antisexistas, antirracistas, antihomofobicas y auténticamente viriles se están construyendo.


Esto implica la transformación de las estructuras simbólicas que reevalúan el papel social de la mujer, de tal forma que el imaginario masculino requiere, también, construir una nueva identidad que permita a los hombres asumir una relación equilibrada con las mujeres.


Nueva identidad masculina no alude a una situación insalvable sino al conflicto en los hombres que viven el cambio cultural sin procesar la forma en que podrían deshacerse del estereotipo masculino tradicional. Crisis de identidad no alude a la amenaza de una catástrofe.


El machismo es la exaltación de la superioridad del hombre sobre la mujer, lo cual da la pauta para comprender el ejercicio despótico del hombre que subyuga y arremete contra la mujer, colocándola, en efecto, en un papel de víctima. Una de sus causas es esa crisis identitaria.

Profesor, Investigador, Consultor, Empresario, Gabriel Zaldívar, Comunicación Estratégica, GZComunicación, Comunicación de Vanguardia, Comunicación, Estrategia, Vanguardia, EscalaHumana Macho Masculino

El varón en crisis es el caso de hombres que se ven confrontados por su pareja, provocando caos en su relación y un trato cotidianamente conflictivo. Son varones que viven el cambio cultural en total conflicto, pues ya no cuentan con la identidad que la tradición les ofrecía, en el cual por el solo hecho de ser hombres los hacía blanco “natural” de privilegios sociales.


El varón moderno contempla a hombres muy representativos de la modernidad, esto es, varones que sin lugar a ningún tipo de dudas tienen la idea de la igualdad entre los géneros. Valoran a su pareja por el solo hecho de serlo y están felizmente dispuestos a participar en todas las actividades que una familia requiere para su reproducción social.


La juventud no encuentra en las identidades genéricas actuales el referente que le permita aprender mejor el rol que le corresponde pues se debate en un contexto cultural donde los rasgos de lo femenino y lo masculino se mezclan.


La persistencia de valores machistas lo induce a pensar todavía en la posibilidad de establecer relaciones de pareja en las que él se ocupe de la responsabilidad de proveedor del hogar, relaciones donde él sea la máxima autoridad.


Hoy vivimos un proceso de cambio cultural en el que las estructuras simbólicas se debaten, por lo que toca a la identidad masculina, entre un estereotipo masculino tradicional y un estereotipo hibrido que poco a poco va abandonado los rasgos autoritarios que proyecta la imagen del hombre a partir del poder y, por lo tanto, de una presunta superioridad sobre la mujer.

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