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  • Foto del escritorGabriel Zaldívar

Votar por el odio

Va por México (PRIAN y PRD) perdió la oportunidad de erigirse como la necesaria oposición que abandera un proyecto alternativo de nación. Va por México se decantó por la atracción del odio a quienes ejercen actualmente el poder, buscó en la amargura, en la incapacidad de análisis y en la falta de perspectiva crítica a sus dadores de votos. Va por México es un voto inútil.


Las y los integrantes de esta coalición tuvieron tres años para construir, en lo individual y en lo partidista, una posibilidad programática estructurada que propusiera una nueva forma de atajar los problemas que las mexicanas y los mexicanos enfrentamos. Por el contrario, desperdiciaron tres años (y muchísimo dinero de nuestros impuestos) en construir narrativas y fake news que, soportadas por el poder mediático y de los comentócratas, pasaron sin aportar nada a la agenda política nacional.


Las instrucciones dadas por las y los ideólogos de los partidos políticos -hoy agrupados en Va por México- fue simple: hacer un ataque sistemático, sin fundamento o mediante verdades a medias, que capitalizara la irracionalidad y el odio que el grupo en el poder despierta entre un 30-35% del electorado.


Quienes pensábamos que los partidos políticos de Va por México, luego del descalabro del 2018, habían comprendido los nuevos tiempos y la irrelevancia de los partidos a nivel global hoy vemos que no entendieron de qué va la participación política de la segunda década del siglo XXI.


Los desechos de la estructura partidista del siglo XX, agrupados en Va por México, mostraron falta de visión sobre las demandas del presente, exhibieron sus vacíos intelectuales y de acción para escenarios de incertidumbre, descubrieron a la población su conformación como red de delincuentes, mostraron su falta de compromiso con México y las y los mexicanos.


Las impresionantes sumas de dinero que este Va por México demanda de la ciudadanía es por el momento un cerro de billetes tirados a la basura, o llevados a las arcas personales de algunas y algunos de esos políticos.

Va por México usó la representatividad que aún le queda -y nuestro dinero- para alentar mediante publicidad a personas enojadas, nerviosas, desplazadas de los grandes presupuestos, tiradas en el bote de los fácilmente remplazables, desfavorecidas de los negocios a modo, apoyadores del status quo, llenos de odio, para conseguir el voto de castigo.


Va por México tendrá los votos de algunos grupos organizados del pasado o recién formados, como las del Salario Rosa en el Estado de México, por ejemplo, que tal vez garanticen su existencia como partidos políticos en el corto plazo pero no les dará la validez ni representatividad necesarias para el 2024.


La muerte provocada por inanición de votos para los partidos de Va por México sería para la ciudadanía el mejor de los escenarios. Dejaríamos de sostener financieramente a una estructura de robo sin resultados y daríamos paso a un movimiento organizado para la construcción de una alternativa real y proyecto de país que fuera efectivo contrapeso al grupo en el poder.

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