Orgullo del amor
- Gabriel Zaldívar
- 16 may
- 2 Min. de lectura
El amor es una vivencia ética que está más allá del ejercicio de las sexualidades. El amor ético no es retórica moral sino acciones y hechos no planeados ni impostergables, vividos por cualquier ser humano. Muchas personas de las diversidades sexuales lo viven en un silencio que marca la moral social.
La significación dada por siglos al amor entre personas del mismo género tiene como marca la condena moral. Las religiones, con ahínco la católica pero sin minimizar la labor de otros credos y culturas que pusieron su parte y fueron ayudadas por las estructuras de los estados totalitarios y conservadores, construyeron el discurso hegemónico de la antinaturalidad y la inmoralidad. Aunque en las éticas personales fue más común de lo que imaginamos, la heterosexualización del discurso a fuerza de repetición acabó considerándose pauta de lo “normal”.

El amor entre personas del mismo sexo está atrapado en la moral social, oculto en las paredes de la privacidad, vive al pendiente del qué dirán, su pareja no es tal, sino un amiga, un primo, una socia, un viejo compañero del trabajo o de la escuela. Las acciones que definen su amor solo suceden cuando nadie mira. El espacio público es el de las apariencias y la respetabilidad mientras que el espacio privado es el de la realidad.
Es un amor, en el discurso, enfermo, depravado y sodomita (Wilde). Es un amor prohibido, maquillado, anti-natura, perverso e imperdonable a los ojos de algún dios. Es lo anormal. Es un amor conflicto para quien lo vive dada su moralización. Se vive de fuera hacia dentro.
El amor es realización personal, un apartado adicional al desarrollo profesional, familiar, social, cultural o financiero. Se expresa en el espacio público, no se esconde ni adecua a las circunstancias sociales. Responde a la ética de quien lo vive antes que a la moral social. Se vive de dentro hacia fuera.
El amor son acciones y hechos no planeados ni impostergables que no eligen sexo de manera previa. Con sus innegables diferencias en las formas, el amor es la necesidad de algunos de estar en pareja o la decisión de ajustarse a otro discurso dominante: el amor es la media naranja, la mitad perdida. La elección es personal y depende de la superación de una innegable diferencia de visión en un mundo no hecho para la diversidad.
Amar es hacer antes que soñar. El amor no es planeado ni impostergable.
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