Además de los partidos de oposición en México hay otros actores en crisis de credibilidad en la esfera de lo político, y del marketing político en particular: las casas encuestadoras. Algunas sufren el embate de sus clientes en el escenario político y, de rebote, en el ambiente corporativo.
La encuesta, como herramienta de investigación, es un servicio fundamental para cualquier empresa e institución. Son apoyo clave de información para la toma de decisiones en el lanzamiento de nuevos productos, innovaciones en servicios específicos y monitoreo de satisfacción de usuarios, entre otras. En lo político sirven para conocer el impacto y recepción de políticas públicas, conocimiento y aprobación de servidores públicos, evaluación de servicios municipales, estatales y federales, entre más.
Importan mucho en la esfera electoral. Las encuestas electorales son el producto de mayor visibilidad para las empresas dedicadas a la investigación de mercados, algunas con servicios especializados en lo político y otras que lo tienen como una de sus áreas de negocio.
Momentos fundamentales en la hechura de encuestas del mercado electoral son la metodología de aplicación y la difusión de resultados, cuando se hacen públicas.
En los avatares metodológicos las encuestadoras profesionales hacen públicos los datos de aplicación: número de instrumentos aplicados, lugares de estudio, forma de ejecución, universo, márgenes de error, entre otros que permiten entender y ponderar su nivel de representatividad.
Para quienes poco o nada saben de metodología es importante aclarar que las “encuestas” de Facebook o Twitter, las que hacen sus amigos del Whatsapp o las levantadas en la colonia, no son encuestas sino sondeos que solo representan al pequeño círculo que la organizó.
Las carencias en la formación profesional en metodologías de la investigación en ciencias sociales, un vacío que transversaliza cualquier programa de estudios en México, así como la ausencia de prestigio metodológico en algunas de las casas investigadoras, convierte a las encuestas electorales en un instrumento más de propaganda política que favorece a quien la contrató.
Casos sonados a nivel nacional fueron los de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto quienes fueron inflados en las encuestas y sus resultados, aunque ganadores, no fueron por las diferencias “vendidas” por las casas encuestadoras. En ejercicios recientes recordamos que la diferencia entre contendientes a la gubernatura del Estado de México no fue del tamaño ofertado por las encuestas.
Sobreviven casas encuestadoras -aparentemente ajenas a intereses de grupos políticos- cuyos trabajos sirven de referencia a quienes estamos inmersos en tareas de análisis, investigación y producción de marketing político.
Aquí destacamos las realizadas por De las Heras Demotecnia, Buendía y Márquez, Parametría y la más reciente de Mendoza, Blanco y Asociados. ¿Cómo está la salud de nuestros políticos y del país según estas investigaciones?
De la Heras Demotecnia, en su seguimiento de julio del 23, nos indica una aprobación presidencial de 7.5 de cada 10 y un 8 de 10 de aprobación al trabajo del poder Ejecutivo. Para los “suspirantes” de 2024, Claudia Sheinbaum posee la calificación más alta (7 de 10) para suceder en la silla presidencial mientras que en la coalición opositora Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez y Miguel Mancera aparecen con 5 puntos cada uno.
En el mismo estudio, consigna De las Heras, de ser hoy la elección presidencial el partido en el poder ganaría con 25 a 30 puntos sobre el frente opositor, dependiendo de quién sea su candidato.
Buendía y Márquez, en su trabajo de abril del 23, destacan que 68 de cada 100 consideran que se debe seguir el rumbo cambiando algunas cosas o seguir el mismo rumbo sin cambios, destacando a Sheinbaum como la preferida del electorado.
El reporte de aprobación presidencial de la misma casa, en mayo del 23, fija la aprobación presidencial en 65 de cada 100 y una identificación con el presidente de 61 de cada 100, con un nivel de satisfacción de 58 puntos.
Parametría incluye en su ejercicio de los primeros días de julio del 23 un registro de conocimiento y opinión de personajes políticos en el que los positivos más altos son dados al titular del poder Ejecutivo y a Claudia Sheinbaum (arriba de 70 puntos), mientras que ningún político de la oposición tiene positivos y los que mayores negativos acumulan son Cabeza de Vaca, Quadri, Auroles, Romero Hicks, De la Madrid y Xóchitl Gálvez.
Mendoza, Blanco y Asociados, en su ejercicio publicado el 1º. de agosto, da una aprobación presidencial de 84 sobre 100. La candidata favorita de las y los morenistas, Claudia Sheinbaum, tiene 35 puntos de preferencia entre sus competidores mientras que la de la oposición posee 9 puntos de preferencia entre los contendientes de esa agrupación. De ser hoy la elección presidencial, registra el estudio, Sheinbaum tendría 69 puntos y Gálvez 25.
Los datos serán novedosos para quienes poco o nada saben de política, tal vez serán un descubrimiento para las y los que están atrapados en burbujas artificiales de información mediática. Para quienes estamos en el hacer de la especialidad sólo confirman lo que a diario vemos y vivimos.
El peligro está entre quienes, perteneciendo a la clase política en el poder, crean que tienen todo en la bolsa y para quienes desde la oposición no consiguen leer, entender y actuar a favor o en contra de esta realidad.