Las imaginarias o reales mafias del poder sirvieron al antes candidato hoy presidente de México para explicar, justificar, criticar o atacar algún descalabro, un fracaso o hasta para desviar la atención sobre un tema.
En muchos de sus seguidores, tanto como en sus críticos, logró posicionar esa idea que es usada a su favor y en su contra. ¿Existe la mafia del poder?, ¿dónde está enquistada?, ¿cómo opera?, ¿está en la cúpula del poder?, ¿transversalizará a la sociedad mexicana?
En el sector de la salud pública en México, por ejemplo, se han documentado por décadas la opacidad en el manejo de medicamentos. En el mismo sector sabemos las múltiples demandas por negligencia médica y mal trato del personal de salud pública. También conocemos del “secuestro” de materiales de trabajo y su distribución de manera discrecional entre agremiados a ciertos grupos. Esto y más que ocurre entre personal de confianza y personal sindicalizado ¿puede atribuirse a una mafia del poder?
En los entretelones de la estructura educativa sabemos de grupos de académicos e investigadores que controlan las plazas disponibles en las facultades universitarias. Dichos grupos someten plazas a concurso para quitársela “a alguien”, diseñan plazas con requisitos que solo puede cumplir una persona, “palomean” a quienes pueden formar parte de consejos de investigación y tecnología, se leen, citan y aplauden a sí mismos, ejercen poder en la asignación de clases y becas para asistentes de investigación. Esa forma de funcionar ¿es propia de una mafia del poder?
La comentocracia de los medios de comunicación es para “periodistas” afines a los intereses de cada grupo. Desde su pluma visibilizan y defienden hechos e ideas permeados de intereses económicos, políticos y comerciales. También le hacen “montón” a quien brinca las reglas no escritas del grupo. Ellos se hacen retuit y, cual focas, aplauden sus “grandiosas reflexiones” ¿Eso será una mafia del poder?
En conversaciones con mis alumnos/as y exalumnos/as, y también en redes sociales profesionales, escucho en incontables ocasiones denuncias de que aplicaban para puestos de trabajo que les fueron negados porque llegó un recomendado, pariente o amigo, ¿eso puede ser una mafia del poder?
Las y los involucrados en los hechos anteriores me dicen que “hacen comunidad”, ¿esa es una manera políticamente correcta de generar, operar y ganar espacios como mafia del poder?
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