La frase que da título a esta reflexión se lee y escucha, reciente y repetidamente, en el discurso público, y por su entonación y uso nos lleva a una Historia con mayúscula. Particularmente puede oírse en el lenguaje de las y los políticos y en el de muchos autonombrados expertos y/o líderes de opinión que llenan las barras, sintonías, páginas, podcast y más de los medios masivos de información.
Por cierto, el excesivo “uso” de expertos de la academia y el activismo –con credibilidad y conocimientos discutibles- apoyan en la validación de las líneas editoriales y políticas que de antemano tiene y promociona el grupo o medio que invita para manipular al usuario y usuaria de dicho medio.
Así, las y los denominados como expertos colocan del “lado correcto de la Historia” a políticos, grupos organizados o políticas públicas afines a su agenda que resulta, en la mayoría de las ocasiones, poco transparente. Por lógica, los no aprobados por las y los usuarios de la frase están en el lado incorrecto de su Historia.
Usar la frase “el lado correcto de la Historia” incluye a todas y todos los que están del lado incorrecto. ¿Cuál es uno y cuál el otro?, ¿quién o quiénes deciden donde comienza el correcto y el incorrecto lado de la Historia?
La Historia, para serlo, debe conformarse con hechos trascendentes y de impacto en un largo plazo en el tiempo. La Historia, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es una “narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria… una disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados…”.
Al ser la Historia una rama de las Ciencias Sociales, una disciplina académica con método para interpretar el pasado, útil para comprender el presente; nos lleva a pensar que el uso de la locución “el lado correcto de la Historia” muestra ignorancia en quien la pronuncia o lo hace bajo el influjo de un discurso presentista y manipulador.
Además, la frase “el lado correcto de la Historia” lleva implícito el deseo de anular al otro en su postura y acción, descalificándole, colocándole en un bando contrario. Es una oración polarizante que pretende generar un complejo de culpa por los hechos del presente o excluir a alguien por estar en un supuesto incorrecto.
Usar la frase “el lado correcto de la Historia” es la negación de alguien o algo que brinda perspectivas y ángulos alternativos. Usar esta expresión es creer que la historia que nos cuenta quien la utiliza es la única lectura posible de un hecho.
Si la proposición “el lado correcto de la historia” contiene a la palabra historia escrita o pronunciada con minúsculas, entonces se refiere a la historia que se construyó quien la profiere para convencerse a sí mismo dada su falta de argumentación y análisis, o tal vez con fines efectistas propios de las modas en el lenguaje.