Francia está a punto de nacionalizar la compañía de luz bajo el argumento de que es necesario garantizar su soberanía energética, una propuesta de Macron que ahora llevarán a la práctica. En México, un grupo de legisladores y legisladoras de la cajita feliz MaCPRIAN (Movimiento Ciudadano, Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática) decidieron votar en contra de una ley similar. Algunos mexicanos y mexicanas lo celebraron.
Estados Unidos de América (EUA), en voz de su presidente Joe Biden, apuestan por un control de precios –hablando de llegar hasta la nacionalización- en la producción de combustible por ser tema prioritario de su soberanía energética. Algunos mexicanos y mexicanas reprueban la construcción de una refinería y la modernización de las ya existentes.
Alemania hizo un replanteamiento de sus planes sobre energías limpias para retrasar el tiempo de implementación pues considera imposible ejecutarlos como estaba planeado y optó por regresar e invertir en energías tradicionales. Algunos mexicanos y mexicanas siguen enarbolando el discurso de las energías limpias ignorando que, producto de la guerra Rusia – Ucrania, la prioridad cambió.
España ventila el fracaso económico en la venta de autos eléctricos, no solo por su elevado costo sino por la falla estructural en terminales de cargo. Algunas mexicanas y mexicanos creen que es nice comprar de estos autos.
En buena parte de los países del mundo, los partidos políticos ahora son estructuras arcaicas que fueron sustituidas por movimientos sociales y políticos con un orden distinto al tradicional. Algunos mexicanos y mexicanas siguen defendiendo a Alejandro Moreno “Alito” (PRI), Marko Cortés (PAN), Dante Delgado (MC) o Mario Delgado (MORENA).
La clase empresarial de los últimos 40 años comienza a comprender –a tiros y jaloneos-cuál es su papel, y que la rectoría de la nación corresponde al Estado. Algunas mexicanas y mexicanos siguen pensando que Claudio X. González, Gustavo de Hoyos o Ricardo Salinas Pliego pueden (y deben) encabezar algún tipo de movimiento político.
Los organismos electorales en el mundo tienen claro que su rol es exclusivamente operativo: organizar elecciones. Algunos mexicanos y mexicanas piensan que el Instituto Nacional Electoral (INE) es el padre de la democracia y repiten: Mi INE nos une.
El Realismo Mágico, cuyo asiento territorial es Macondo, deberá crear con algunos mexicanos y mexicanas una nueva sucursal. Este grupo, de 3 a 4 de cada 10, viaja pero no aprende, lee pero no entiende, vive en el falso mundo de las redes sociales, le cree a la estructura de medios del grupo Bilderberg (Financial Times, Wall Street Journal y muchos nombrados todos los días) o, peor aún, cree en la estructura de medios nacional (Reforma, Foro Tv, Heraldo, Imagen, entre muchos).
Estos mexicanos y mexicanas no quieren ¿o no pueden? acercarse a la vasta producción ensayística, a la amplia estructura mediática y enorme producción académica de todo el mundo, disponible en el mismo internet y la misma computadora que usan a diario, para ampliar su perspectiva. En este grupo sobra etnocentrismo, nacionalismo, chovinismo, atraso formativo, incapacidad de análisis y ceguera intelectual.
La comprensión del momento actual no es posible a partir de una concepción lineal de la historia, ni igualable a lo que ocurrió en el pasado. Probablemente esos mexicanos y mexicanas permanecerán en el atraso, enquistados en una zona de confort. Estarán allí hasta desaparecer.
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