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Foto del escritorGabriel Zaldívar

Flow or not flow?

¡Claro!, lo has escuchado o te lo han dicho: FLUYE.


Fue alguna amiga o amigo que te vio molesto. Quizá en tu espacio laboral te lo dijo tu jefe luego de una mala noticia. Si pagaste el boleto de acceso para escuchar algún discurso motivador tipo Daniel Habif se pronunció varias veces. ¡No! ¡Ahora lo recuerdo! Fue en tus sesiones de coaching.


Si tu círculo social está más preparado que el promedio, escuchaste el FLUYE cargado de sorna. ¡Bueno! en el peor de los escenarios lo escuchaste en un cantante de moda que apuesta al “Flow”.

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Fluir, palabra que refiere a un líquido o gas que se mueve hacia donde lo lleve la gravedad, es utilizada en los ejemplos anteriores como una exhortación a aceptar cada situación tal como se presenta y ser resiliente (¡otra palabrita!) a dicha circunstancia.


El uso en esta modalidad del término Fluir viene de la Filosofía Positiva, esa que creó un psicólogo (Csíkszentmihályi) a partir de temas como la felicidad, creatividad y el bienestar y que ha servido para cosas tan ¿ridículas? como el Instituto de Ciencias de la Felicidad patrocinado por el Tecnológico de Monterrey.


La Filosofía Positiva es la generadora de una industria de varios millones de pesos: el coaching, cursos, seminarios y talleres, acompañamientos declaradamente terapeúticos, decenas de libros en la estantería de la cafetería de los tecolotes, speakers motivacionales, podcast, influencers, más lo que se acumule esta semana.


Los preceptos de la invitación a FLUIR se resumen en el incremento del compromiso con la tarea, llegar a la máxima alienación para evitar el conflicto. Este flow o experiencia óptima apuesta al placer y goce continuo, distanciados de preocupaciones y con sentimientos de control de la situación vía la pérdida de la autoconciencia.


Una propuesta atractiva. El oasis del desierto que es la vida de quien apuesta al Flow. Nada tan atractivo como dejarse llevar y no enfrentar los hechos para cambiar la realidad. Fluimos en el consumo de mercancías al alcance de un click en la tienda digital, en Tik Tok y en el consumo de series por horas y horas.


Fluir es aceptar los sucesos tal cual ocurren sin ejecutar acción que transforme el estado de cosas. Trabaja 12, 15 o más horas al día ¡y presúmelo! en el trabajo está “tu casa” y “tu familia”. Eres el empleado que fluye.

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Para fluir es necesario aceptar la realidad como se presenta y vivir en ella, adaptarte a las circunstancias, acostumbrarte. Debes asumir la derrota ante las circunstancias antes que ser contestatario, rebelde o disidente. Si al fluir aceptas, obvias o pasas de largo conductas que no se pueden pasar por alto ¡no importa! Lo relevante es que estás fluyendo.


Vivir en una pequeña esfera en la que nadie toca, agita o cuestiona tu falsa realidad es fluir, estar en el estado perfecto para los nuevos tiempos: cada quien con personas repitiéndose el mismo discurso, ajenos a la compleja realidad que demanda pensamientos y acciones igualmente complejas.


Escapa a la realidad, evade del mundo, dale la espalda a la autoconciencia, practica el egoísmo en su grado máximo y ¡perdón por la distracción! sigue fluyendo.

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