Genaro García Luna, el funcionario público creado, apoyado y crecido por el Partido Acción Nacional (PAN), a la sombra de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), fue declarado culpable de los cinco delitos originalmente planteados y finalmente reconocido como un capo del narcotráfico que operó en los sexenios en los que gobernó el PAN en el territorio nacional.
El resultado final de García Luna, el condecorado y enaltecido por los gobiernos panistas y otros gobiernos del mundo, poco o nada tiene de sorpresivo. Rastrear la información sobre el personaje en trabajos periodísticos publicados desde el 2010 hasta la fecha nos dice con anticipación que todo eso ya se sabía.
Seguirle dando vueltas a información vieja y conocida no es tema. La relevancia del asunto es su perspectiva de presente y futuro.
Si era un narcoestado nuestro país particularmente de 2006 a 2012, y habrá que verificar qué tan antes del 2006 y qué tan después del 2012, ¿es posible creer que García Luna actuó solo?, ¿García Luna es todos los mexicanos o solo un grupo del poder político, económico e intelectual?, ¿sus jefes en el gobierno mexicano fueron incompetentes o cómplices?
El juicio a García Luna, el funcionario y exfuncionario de más alto rango del gobierno mexicano en ser juzgado a nivel internacional, puso al descubierto que la red de operantes es de una envergadura mayor a la que imaginamos.
Las y los que antes fueron sus “amigos” hoy lo desconocen, suele pasar y no solo en la política. Los políticos panistas que hoy se desmarcan: Santiago Creel, Germán Martínez, Felipe Calderón, Margarita Zavala, Marko Cortés y decenas más, estaban ahí ¿qué hicieron ante lo que hoy parece era un narcoestado?, ¿dónde lo denunciaron? Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo (PT), tenía verdades indiscutibles… con sus siempre discutibles formas. Si desde fuera se sabía ¿los de dentro lo ignoraban?
En los 20 días del juicio desfilaron los actores de un solo lado de la red: narcotraficantes confesos que bajo juramento dijeron lo que dijeron. Desde el otro lado de la misma red de corrupción y narcotráfico, en libertad, todas y todos las y los que junto a García Luna apoyaron las operaciones observaron el juicio en su rol de funcionarios públicos retirados o en funciones, escondidos algunos tal vez en otros países (Felipe Calderón en España), empresarios asociados (Ricardo Salinas Pliego y su historia con Cárdenas Palomino), periodistas alineados (Carlos Loret y su historia con Israel Vallarta), y ¿cuántos y quiénes más?
García Luna es solo la punta de un iceberg enquistado mayor, pero no únicamente, en el PAN. ¿La alianza partidista Va por México tiene otros negocios y/o intereses mayores a los meramente políticos?, ¿los ahí agrupados saben algo más que la población ignoramos?, ¿están seguros de que tras esta alianza no hay recursos de grupos como el de García Luna?, ¿está totalmente limpio el gobierno actual?
Asistimos al naufragio del PAN, pero también el de sus aliados, es hecho sucediendo. El raspón al Sistema Político Mexicano es un reto por superar.
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