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  • Foto del escritorGabriel Zaldívar

Mataron a un negro

En México le quitaron la vida a un líder comunitario que defendía el derecho de los suyos a beneficiarse de un manto acuífero que ahora quiere ser explotado por una transnacional productora de agua embotellada.


En una colonia de la Ciudad de México asesinaron a golpes a un menor de edad. El delito lo cometieron su padre y su madre cuando el niño se rehusó a hacer la tarea. Esta muerte ocurrió en el espacio privado de una familia que, decían los vecinos, era una familia modelo.


En alguna parte del norte del país fue asfixiada una mujer trans. En las narraciones que dan los habitantes de la zona dicen que de “seguro” fue porque le daba mal aspecto a la comunidad y ponía en peligro a las niñas y los niños.


En un corporativo de Santa Fe le negaron el trabajo a un hombre porque, independientemente de sus credenciales académicas y profesionales, se ve medio naquito. El morenito está muy capacitado pero no va con el perfil que tenemos en la empresa, narra la responsable de recursos humanos. La sociedad le comparte consejos de superación personal para que no se dé por vencido.


Un grupo de estudiantes de una institución de educación superior privada en Monterrey “abrió” a Alejandro para no hacer equipo con él. Le reconocen que es muy trabajador y “súper intenso” pero como que no encaja. Es becario al 100% y proviene de una comunidad de bajos recursos.


A Rubén no le han pagado su salario completo en la agencia de la colonia Condesa donde trabaja. Su jefe en la agencia decidió pagar salarios completos a los hombres casados del grupo de trabajo. El jefe piensa que ellos tienen necesidades más apremiantes debido a la pandemia, mientras que Rubén es joto y no mantiene a nadie, entonces se puede esperar.


Los hechos anteriores no ameritaron convertirse en trending topic. Ningún medio de comunicación reportó los sucesos. Las y los comentócratas del poder no le dedicaron unas líneas a ninguno de los actos reproducidos aquí.


La sociedad mexicana no está ni impresionada y muchos menos indignada. Nadie de esa sociedad lo compartió en sus redes sociales para hacerlo viral. Aún no vemos ningún tipo de colecta para las y los afectados, ni siquiera se han lanzado cadenas de oración o cantos en los balcones por ellas y ellos.


Muchas y muchos están conmocionados porque mataron a un negro en Estados Unidos de América. Un ser humano que, por ser humano, es tan valioso como los protagonistas de los párrafos anteriores. Por cierto, el asesinato del negro es uno de los centenares de homicidios racistas que se comenten en aquel país.

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