El éxito de la OTT Netflix es hecho consumado. Tú y tus amistades hacen de Netflix y sus productos el eje de múltiples conversaciones. Das recomendaciones sin que te sean solicitadas y otorgas la mayor credibilidad a los productos que ahí se exhiben.
Si estás cansado: Netflix; si estás aburrido: Netflix; si no tienes nada qué hacer: Netflix; si te quieres desvelar: Netflix. De las decenas de opciones –en casa o fuera de ésta- tú llenas tu vida de Netflix. Del catálogo interminable de cosas por hacer en horas de entretenimiento, te entretienes con el catálogo de Netflix.
Detrás del monstruo hay aspectos relevantes tales como su impacto económico sobre la industria cultural nacional, prácticas comerciales conocidas como Dumping para eliminar ilegalmente a la competencia y ser dominantes y monopólicos. Adicionalmente, destaca su falta de regulación fiscal y de uso de infraestructura para transmisión.
Uno de los efectos más perniciosos de tu adicción a “las temporadas” es el acompañamiento que hacen a tu serie los alimentos de baja calidad y la obesidad consecuente, según estudios del mismo Netflix, la Universidad de Toledo y otros publicados en revistas nacionales.
El estudio de la Universidad de Toledo hace hincapié en los efectos sobre el comportamiento social, trastornos del sueño y calidad en el trabajo, pues es en los espacios laborales –al menos en México- donde más se consume esta OTT.
“Querer parar y no poder”, el síndrome Netflix, provoca depresión, ansiedad, estrés, insomnio y consecuente fatiga matutina, según los estudios antes mencionados y otros de la American Journal of Epidemiology, Marketcast y otros especialistas.
El secreto de la adicción está en la gratificación instantánea que te ofrece la OTT. Aquí debemos recordar a los estudiosos de la comunicación con asuntos como la Teoría de usos y gratificaciones así como la Modernidad líquida que nos brinda una característica fundamental de la sociedad actual: la obsesión por lo inmediato y la aniquilación de la idea de futuro.