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@GabrielZaldivar

Alternativa por México


En el número 2231 de la revista Proceso el trabajo del periodista Álvaro Delgado marcó la conversación por unos días. El motivo: Alternativa por México, la unión –escribió Delgado- de la Coparmex y el Tec de Monterrey para construir un contrapeso al poder presidencial de cara a las elecciones intermedias del 2021. Así se simplificó el impacto noticioso que demanda una reflexión cuidadosa.

Delgado es un periodista riguroso cuyos trabajos se han publicado en medios masivos de información impresos, participaciones radiofónicas y televisadas, conducción de espacios mediáticos y producción de libros. Destacan como ejes centrales de su trabajo los relacionados con la operación de los grupos de ultraderecha en México y sus vínculos empresariales, políticos y religiosos. Su autoridad en el tema no es discutible, independientemente de filias y/o fobias sobre su trabajo.

Logró la portada de Proceso, en el número al que hacemos referencia, hablando de Gustavo de Hoyos Walter como promotor de la Alternativa por México, destacando su cercanía al Tec de Monterrey vía Alejandro Poiré, ex director del CISEN y ex secretario de Gobernación en el sexenio de Felipe Calderón e involucrando también al ex consejero de Pemex, Carlos Elizondo Mayer Sierra, y al brevísimo secretario Urzúa, entre otros, de la nómina de esa institución educativa privada.

Nadie que sea un demócrata podría estar en contra del legítimo derecho de estos actores para formar una agrupación -no de política partidista precisa la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX)- decidida a intervenir en el espacio público con líderes sociales. Recordemos que los seres humanos somos seres políticos, entonces, y de acuerdo a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, todas y todos poseemos derecho de asociación con fines políticos, si este fuera el caso.

De tal forma que si los seguidores y seguidoras de otras fuerzas políticas no ven esto con buenos ojos, traicionan su espíritu democrático. Solo que para jugar en el espectro de la política organizada se requiere más que un impacto mediático.

Para lograrlo son necesarias figuras posicionadas en el espacio público, con credibilidad, autoridad moral, conocimiento, prestigio, es decir, con muchos positivos que den atractividad y sumen personas. Felipe Calderón y Margarita Zavala, por ejemplo, probaron su carencia de estas cualidades en la edificación de México Libre. Así, Gustavo de Hoyos Walter, en una exploración de opinión pública por redes sociales, información de columnistas y periodistas, así como de muchos de sus agremiados, está aún lejano a dichas bondades.

Luego es necesaria una pléyade de seguidores y ejecutores en tierra. Para el caso que nos ocupa es destacable la enorme red nacional que COPARMEX significa, y las muchas buenas voluntades que ahí convergen, pero una representación de clase es insuficiente para validar la iniciativa si lo que se busca es hacer un contrapeso.

Luego, y COPARMEX lo sabe, requiere formar cuadros. El gurú de la formación de cuadros es el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que por décadas usó al Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) para ello. Alternativa por México ha elegido al Tec de Monterrey. Será esa universidad la responsable de tal tarea, dejando clara su posición política ante el nuevo régimen. Su aliado natural es el Partido Acción Nacional (PAN) que, como todos los partidos políticos en México después de la elección del 2018, quedó a la deriva, sin rumbo ni propuesta, sin representatividad ni liderazgos.

El elemento clave, el urgente, para ser alternativa, es tener una propuesta y de eso aún sabemos muy poco.

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